El pequeño Sagitario es un torbellino de energía sin parangón. Desborda expresividad, intensidad y una insaciable curiosidad que lo i...
El pequeño Sagitario es un torbellino de energía sin parangón. Desborda expresividad, intensidad y una insaciable curiosidad que lo impulsa a explorar cada rincón del mundo que lo rodea.
Desde que da sus primeros pasos, se lanza al universo con una determinación propia de los más intrépidos aventureros.
Inspirado por la influencia de Júpiter, su planeta regente, este infante de Sagitario ansía siempre expandirse, sin reconocer fronteras ni límites. Su optimismo es tan inquebrantable como su convicción de que cualquier empresa, por temeraria que parezca, culminará con éxito.
Sumamente inquisitivo y dotado de una mente filosófica, desde temprana edad este niño cree poseer todas las respuestas. Imponerle restricciones o intentar darle consejos resulta una tarea ardua, pues él marcha por la vida con la seguridad de quien se aventura en un viaje épico, sin titubear ni ceder ante las opiniones ajenas.
Su presencia es tan exuberante como su personalidad. Requiere de espacios amplios donde pueda desplegar su estilo grandilocuente. Los lugares reducidos lo constriñen, limitando su libertad de movimiento y chocando con su tendencia a la exageración en cada gesto y risa resonante.
Salir a explorar, participar en actividades al aire libre, correr desenfrenadamente y jugar en parques son el alimento vital de este pequeño aventurero. Solo así puede liberar la inmensa energía que parece fluir inagotablemente en su ser, manifestándose en una intensidad de movimiento que no conoce límites.
En resumen, el niño interior de los Sagitario encarna la esencia misma de la exploración, la confianza y la alegría desbordante. Su vida es un viaje sin fin hacia nuevos horizontes, donde cada experiencia es una aventura por descubrir.
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